La Infiltración como un recurso fundamental del terrorismo subversivo
El mundo viene asistiendo desde hace siglos y lo seguirá viendo, cómo los países en conflictos organizan sus operaciones, aplicando diversas formas y métodos, siendo uno de los mejores y más eficientes “la infiltración” en las propias bases del enemigo o de sus órganos fundamentales de superficie y cobertura.
Mediante este eficaz sistema se obtienen importantes logros y hasta el éxito total, no solo en pequeñas acciones del campo táctico sino lo que es más importante en el campo estratégico militar y político.
La infiltración como metodología de acción no solo es material. Cubre una gama importantes de acciones que van desde la penetración real en las bases adversarias, hasta la acción subliminal desarrollada sutilmente sobre el enemigo. En ese esquema cientos de procedimientos y actitudes conforman esta amplia metodología de acción.
En el caso de este tema la intención no se orienta a la generalización sino más bien a puntualizar como la aplicación de la infiltración se ha acoplado como factor de éxito en muchos de los acontecimientos de nuestra historia reciente, siendo una simple forma de recordar que este procedimiento permitió obtener a quienes lo aplicaron resultados ampliamente favorables.
La historia de los grandes acontecimientos bélicos de nuestro pasado, para referirnos a este campo en particular, esta plagada de hechos donde la infiltración ha ejercido una gran influencia en los resultados alcanzados, siendo obvio que sus detalles no hayan trascendido a conocimiento del gran publico, permaneciendo ocultos y en algunos casos cuando han trascendido, ha sido por circunstancias sectoriales de conveniencia y en otros que han salidos a la luz, se ha tratado de minimizarlos y de no difundirlos adecuadamente.
Es indudable que para el terrorismo que azota al mundo, la infiltración se ha convertido en unos de los pilares fundamentales del éxito, y los argentinos hemos podido apreciar cómo, en una gran cantidad de hechos quedan avaladas estas consideraciones.
Prácticamente no hubo ataques a sitios militares o de seguridad sin una inteligencia lograda, en la mayoría de los casos, por una sutil y clandestina infiltración previa, de traidores o entregadores, que considerados de extrema confianza, permitieron llevar adelante episodios de importante resonancia nacional. Recordar el caso del soldado Invernice en el Comando de Sanidad como un ejemplo paradigmático de otros tantos casos registrados, por ejemplo, el caso del soldado Mayol que participó en el ataque al Regimiento de Formosa, muerto en un enfrentamiento por un oficial y en donde los terroristas dejaron 16 muertos, incluyendo al mencionado, sobre los cuales nunca se hicieron reclamos de familiares, parientes u otras personas.
Haciendo un resumen que reúna algunos de los muchos hechos ocurridos, no escapan al conocimiento los ataques a la Jefatura Policía de la Provincia de Buenos Aires, al comedor de Coordinación Federal de la policía Federal, al microcine del Círculo Militar, a la Subsecretaría de Planeamiento del ministerio de defensa, etc., con sus secuelas de muertos y heridos.
Idéntico sistema se aplicó en una gran cantidad de secuestros en donde los entregadores fueron considerados “erróneamente” de extrema confianza en las empresas como lo son el caso Samuelson. Hnos. Born, Salustro, o por las propias fuerzas como en los casos de los jefes de la Policía Federal Comisario Villar y General Cardozo, destrozados por bombas que colocaron, en el caso de este último, una terrorista amiga de la hija del general a quien se le había abierto las puertas de la casa para estudiar con su compañera de colegio.
Todo ello ocurría a pesar de las poderosas medidas y previsiones tomadas, pero que siempre, hay que recocerlo, presentaron sus puntos débiles para posibilitar el desenlace de los hechos.
Lo expresado constituye un pálido reflejo de miles de casos similares y de nombres resonantes que se hallan documentados en la prensa de la época y en una profusa bibliografía que muchos de los preocupados por estos temas guardan con recuerdo.
En muchos otros caso no se logró infiltrar agentes enemigos pero si se obtuvo importantes informaciones que permitieron alcanzar el objetivo perseguido. Tal es el caso para mencionar un hecho del avión Hércules C130 de la FAA que fue destruido por una bomba, muriendo cinco gendarmes, quedando varias decenas quemados y mutilados.
Esta infiltración también se produjo desde el sector oficial, ante una necesidad de poder interferir las acciones del enemigo, conociéndose muy reservadamente las medidas que los terroristas adoptaron con ellos a través de publicaciones de procedencia montonera o erpiana, donde queda establecida su existencia y su ejecución por parte de los irregulares, mediante la aplicación de su propio Código de Justicia Militar. Sobre este tema seguramente nunca se podrá llegar a saber, salvo una que otra excepción, cuantos y como se llegó a producir la infiltración propia en las estructuras irregulares del enemigo.
La sociedad argentina tiene muchas deudas de honor con sus soldados, que a riesgo de sus propias vidas salvaron a la República de caer en manos de ideologías foráneas, cuando sus representantes adoctrinados en Cuba, atacaron a casi todos los países de América Latina y por supuesto también en el nuestro.
